Un festejo declarado de Interés Turístico Nacional y que congrega en la localidad a miles de personas entre tamboristas y tamborileros, muleños y visitantes.

A partir de las 8 de esta tarde, de este martes santo, las peñas tamboristas se reúnen en locales y restaurantes para celebrar la cena de la tamborada, toman energías para aguantar toda la madrugada tocando el tambor.

La plaza del Ayuntamiento es preparada, las horas previas a la llegada de las 12 de la medianoche, de Martes Santo. Llegadas las once de la noche, los tamboristas y visitantes marchan hacia la plaza del ayuntamiento para ir posicionándose y tener sitio para el inicio de la tamborada. Centenares de tamboristas que ataviados con sus túnicas negras y su tambor colgado al hombro esperan que las campanadas del reloj marquen la hora y el sonido de la fanfarria de inicio del toque.

Durante dieciséis horas ininterrumpidas los tamboristas estarán tocando el tambor, disfrutando de esta tradición centenaria, que este año podría ser declarada como patrimonio inmaterial de la humanidad, por la UNESCO.

Al amanecer, del miércoles santo, comienzan a adornar los tambores con flores y de nuevo las calles se llenan de gente para seguir tocando hasta las cuatro de la tarde, momento en el que finalizara la tamborada para dar paso a la procesión de la Samaritana, que parte de la ermita del Carmen.

El ayuntamiento de Mula ha preparado un dispositivo de seguridad, de más de cien personas, entre Guardia Civil, Policía Local, Sanitarios, voluntarios de protección civil de varios municipios de la Región, y bomberos.

F/ JL. Piñero