Por Pepe Buitrago Gutiérrez, el cabañuelo de Mula
El poder de observar sin máquinas. Y mi cancion
para Ti si para VOS.
Ya está aquí San Juan. La llave= 2025/2026
En un mundo saturado de tecnología, pocos se paran a escuchar lo más antiguo y certero: la voz de la naturaleza.
No necesito ningún mecanismo, herramienta ni aparato para saber lo que viene. Solo me hace falta observar, escuchar… y confiar.
Cuando te asocias con la naturaleza, no necesitas más. Porque su lenguaje —cuando se interpreta con respeto y experiencia— es fascinante, preciso y profundamente sabio.
No se trata de “llegar y besar el santo”. Se trata de aprender, poco a poco, cómo habla el cielo, cómo susurra el viento, cómo avisan los animales y cómo el suelo mismo nos cuenta su historia.
El universo escribe con mayúscula
El mundo vegetal, el reino animal, los elementos tierra, agua, aire y fuego… no son decorado: son los grandes maestros.
Cada uno de ellos, desde un árbol hasta una nube, me ayuda a ser quien soy: un apasionado observador de esta maravilla llamada cabañuelas.
Ellos completan mi conocimiento. Ellos son mis instrumentos.
Las tormentas no mienten
Una tormenta no es solo agua. Puede ser una bendición… o una amenaza.
¿Traerá granizo? ¿Reventón? ¿Un chaparrón suave? ¿O viene cargada de peligro?
La dirección, la forma de las nubes, el silencio previo o el olor a tierra mojada lo dicen todo.
Y uno aprende, sin brújula ni radar, a anticiparse. Porque las cordilleras, los valles, las mesetas… tienen sus propios códigos. Hay que conocerlos.
12 días que deciden una cosecha
No todos los días son iguales. Tampoco lo son las personas.
Pero hay 12 días al año que, con experiencia, se revelan como claves para la siembra y la plantación.
Esos días tienen una energía especial. Los antiguos lo sabían. Y los cabañuelistas también.
No es superstición: es observación.
Y quien siembra en esos días… lo nota.
El tiempo se entiende por ciclos
El pasado guarda las claves del futuro.
Los ciclos climáticos, bien entendidos, nos permiten anticipar lo que viene a medio y largo plazo.
Esta es una de las bases de las cabañuelas. Y aunque pocos lo sepan, se necesita mucho más que intuición: se necesita método, registros… y conexión.
¿Qué anuncian los grillos?
Muchos se sorprenden, pero sí:
los grillos indican la temperatura. Pero no todos.
Existe una fórmula:
(Cpm / X) – X = T
(Chirridos por minuto, divididos y ajustados según un valor constante, dan la temperatura real).
Pero cuidado: el cálculo solo es fiable en un rango de temperatura.
Por encima o por debajo… los grillos callan. Y eso, también, es una señal.
Radioafición, QRM… y ladridos
De mi etapa como radioaficionado aprendí a identificar sonidos y direcciones.
El famoso QRM —las interferencias— me agudizó el oído.
Hoy, a veces, sé desde qué punto cardinal vendrán las lluvias… por el eco de un trueno o el ladrido de un perro concreto.
Porque no todos ladran igual. Ni todos avisan igual. Ni es lo mismo un ladrido que otro.
¿Cuántos años tiene un árbol?
No siempre hace falta cortar para saber.
Con sensibilidad y técnicas como la radiestesia, es posible percibir la edad de un árbol, la profundidad de un metal o la existencia de agua subterránea.
Todo vibra. Todo deja huella.
Y quien se afina… capta.
¿Por qué el último trueno es distinto?
En cada tormenta, si prestas atención, el último trueno suele sonar diferente: más largo, más grave, más seco.
¿Es casualidad? ¿Un aviso? ¿Una señal de que lo peor ya pasó… o está por llegar?
Yo no tengo todas las respuestas. Pero la experiencia me ha enseñado a no ignorar ese último rugido.
Conclusión
Ser cabañuelista no es una ocurrencia ni un juego de azar.
Es un compromiso con la tierra, con el cielo, con los ciclos de la vida.
Y por eso lo repito:
no es “llegar y besar el santo”.
Es mirar, fallar, aprender, volver a mirar… y, algún día, empezar a entender.
Porque cuando la naturaleza es tu aliada, no necesitas más.
Solo estar presente. Y escuchar.
Nota final para el visitante
Estoy acumulando ya mucha información para las cabañuelas 2025/2026.
Les invito a revisar mis pronósticos de los últimos 40 años, además de estos cinco finales del siglo XX al 2025.
Mis fallos y aciertos están escritos, siempre a medio y largo plazo.
Y no voy a discutirlo con quienes cobran de AEMET y no entienden el lenguaje de la tierra.
Este 2025 ha sido muy bien leído e interpretado, gracias a mi enciclopedia natural: la propia naturaleza.
Sin más comentarios.
66 años me avalan.
Ya tengo poco que demostrar.
España me conoce.
><En mi web a partir de unos días iré aclarando conceptos y datos...¿¿...??