Capítulo 6º: Introducción a Mis Cabañuelas y Mi Metodología
Pepe Buitrago Gutiérrez, conocido como "el cabañuelo de Mula", comparte en este capítulo una ampliación de las bases de su metodología para observar la naturaleza y predecir el tiempo a medio y largo plazo a través de las cabañuelas. Siempre miro al cielo porque, como me gusta decir: “Está escrito en el cielo todo lo que pasará en el suelo”.
En este capítulo se analiza el papel fundamental que desempeñan las nubes, el viento, la humedad y otros fenómenos celestes en mis observaciones. Además, exploramos cómo los ciclos naturales influyen en la interpretación de los eventos climáticos.
Un repaso a los elementos clave de mi metodología
En este capítulo, aunque breve, retomo y destaco los pilares fundamentales de otras muchas de mis observaciones:
- El salto de milenio: de 1999 al 2000. Un momento clave que marcó transiciones importantes en los ciclos climáticos, visibles en patrones de viento y humedad.
- El cambio de siglo: del XX al XXI. Esta transición también evidenció una acumulación de fenómenos extraordinarios que añadieron complejidad a las interpretaciones.
- Dejamos atrás un año bisiesto: “Vinieras de ciento en ciento, y para mí, cada mil...”. Este tipo de años trae consigo patrones que se repiten cada cierto tiempo, influyendo de manera notable en los ciclos observados.
- Entramos en un ciclo de “X” años. La periodicidad de ciertos fenómenos sigue un esquema preciso que he logrado identificar con los años.
- Este año, además, se producirán varios fenómenos extraordinarios en distintas zonas. Eventos climáticos y astronómicos que servirán como guía para mis predicciones.
Estoy recopilando una serie muy diferente a lo común. Aunque podría llenar una enciclopedia con anécdotas y ejemplos de mi metodología, mi intención es ir dejando un legado escrito que recoja las señales y los ciclos climáticos que he identificado.
Resumen de los capítulos anteriores
Para contextualizar este capítulo, resumo a continuación los aspectos más destacados de los cinco anteriores:
- Capítulo 1: Orígenes y tradición de las cabañuelas. Se expone cómo esta práctica se ha transmitido de generación en generación, destacando la sabiduría de mis antepasados y su enfoque intuitivo para leer la naturaleza.
- Capítulo 2: Observaciones del cielo. Analizo cómo los diferentes patrones de las nubes, los vientos y la posición de los astros han sido claves en mis predicciones climáticas.
- Capítulo 3: Influencia de los ciclos naturales. Profundizo en cómo los eventos cíclicos, como los años bisiestos o los períodos astronómicos, afectan los fenómenos atmosféricos y terrestres.
- Capítulo 4: La naturaleza como maestra. Detallo ejemplos prácticos de cómo la fauna, la flora y las variaciones climáticas locales son indicadores fiables cuando se interpretan correctamente.
- Capítulo 5: Herramientas y estrategias para predecir. Describo las técnicas que utilizo para registrar y analizar datos, desde diarios de campo hasta observaciones astronómicas.
La naturaleza como maestra
Todo es un poco más complejo en este 2025, pero empieza a rodar de nuevo. Gracias a mis antepasados, tengo algunos datos coincidentes en los ciclos. La naturaleza me sorprende cada día con su sabiduría. Observarla no es solo una técnica; es una conexión con el universo.
Como siempre digo: “Miremos a nuestro alrededor”. Desde las aves migratorias hasta los halos solares, pasando por la influencia de las alineaciones planetarias, las explosiones solares, las ondas radioeléctricas y las percepciones corporales, todo tiene un mensaje si aprendemos a escucharlo e interpretar sus movimientos.
Una Reflexión Final
Observar el suelo y la naturaleza no es solo una técnica; es una forma de conectarse con el conocimiento que la Tierra nos regala. Desde aves e insectos hasta mamíferos, reptiles y anfibios, todo en el entorno tiene un mensaje que debemos aprender a interpretar.
Como siempre digo:
“La experiencia es la madre de la ciencia”
Mi propósito es seguir aprendiendo y compartir estos conocimientos para que juntos entendamos los secretos que la naturaleza guarda en el cielo y el suelo. Y para cerrar, dejo una frase que me ha acompañado siempre:
“Miremos a nuestro alrededor. La naturaleza nunca se equivoca.”
Pepe Buitrago Gutiérrez
"J.B., el cabañuelo de Mula"